בס״ד

Los acontecimientos ocurridos durante esta última semana me superan. Hace que me replantee mi ideario político con respecto a una solución de dos estados para dos pueblos. ¿De verdad es posible negociar? ¿Y con quién negociar exactamente? La mitad de los palestinos – gazatíes –, no considera como legítimo representante del pueblo palestino a Mahmud Abás debido a que lleva 10 años sin convocar elecciones. La otra mitad cree que Hamás debiera asumir el poder en el West Bank – que es una de las razones por las que Abbas no convoca elecciones –. Hamás es un grupo terrorista cuyo único objetivo es la destrucción de Israel y no la independencia palestina. Más de la mitad de los palestinos, según encuestas, rechaza la solución de dos estados. Desde los Acuerdos de Oslo el liderazgo palestino fue ostentado por dos personas, una de las cuales llegó al corazón de los hombres portando un arma en el edificio de Naciones Unidas. ¿Sigo?

Tal y como está la situación a día de hoy Israel no puede iniciar negociaciones de paz con la parte palestina. No puede y no debe sencillamente porque:

Un Estado del Siglo XXI no puede ni tiene cómo iniciar conversaciones de paz con una entidad basada en leyes tribales. Son incompatibles.

Un Estado judío no puede ni tiene cómo iniciar  conversaciones de paz con una entidad que niega el carácter judío del Estado judío, que niega al pueblo judío su propio estado, que en la televisión pública, colegios y universidades invade un sentimiento anti judío de sobra conocido.

Un Estado judío y democrático no puede ni tiene cómo iniciar conversaciones de paz con una entidad que no es democrática, que no sabe en qué consiste la democracia, y que antepone leyes divinas al bienestar y la igualdad social.
Hablamos de una sociedad enferma cuando uno o varios líderes religiosos instan a las masas a protestar contra medidas anti terroristas y no contra actos terroristas.

Hablamos de una sociedad enferma cuando a uno o varios líderes religiosos no les preocupa que el tercer lugar más sagrado de su religión sea utilizado como almacén de armas con las cuales cometer actos terroristas.

¿Qué tipo de negociación a día de hoy, y en estas circunstancias, puede haber con el liderazgo palestino? Ninguna. Es completamente inviable. No quieren la paz, entonces, ¿para qué esforzarnos?

Hace una semana dos policías israelíes fueron asesinados mientras protegían el tercer lugar más sagrado del islam, la explanada de las mezquitas. Fueron tiroteados por la espalda muriendo desangrados poco después. El gobierno israelí decidió – de forma unilateral -, instalar arcos detectores de metales en los accesos a la explanada de las mezquitas para evitar que, de nuevo, al Aqsa fuese utilizado como almacén de armas. El waqf, la autoridad islámica encargada de la administrar los santos lugares del islam en Jerusalén, indignado por la medida israelí, llamó a sus fieles a no rezar en la explanada de las mezquitas y hacerlo en las calles de la ciudad vieja de Jerusalén en un acto de rebeldía. Además, animaba a enfrentarse contra las fuerzas de seguridad israelíes. Varios días de revueltas después y de continuados rezos en las calles de la Ciudad Santa, el waqf ordenó el cierre de las mezquitas para el viernes (ayer), día sagrado musulmán, con el fin de calentar el ambiente transformando el «día de la ira» en un día de muerte. Tres palestinos murieron ayer en las revueltas ordenadas por un líder religioso contrario a unas medidas con un único objetivo: disuadir futuros actos terroristas.

Horas después cuando la inmensa mayoría de las familias judías en Israel se encontraban celebrando la cena de Shabat, en la localidad samaritana de Halamish un palestino de 19 años apuñaló a Yosef Solomon z»l de 70 años, a Jaya Solomon z»l de 46 años y a Elad Solomon z»l de 36 años.

El terrorista fue detenido y está vivo. Eso quiere decir que irá a una cárcel israelí donde la Autoridad Palestina le dará un sueldo* mensual  – parte de las ayudas internacionales -, que varía según los años de condena – desde 1.400 shekel por tres años de condena hasta los 12.000 shekel si la condena supera los 30 años -. Por su parte Israel – con los impuestos de nosotros los israelíes -, ofrecerá al terrorista estudios universitarios gratuitos, en la celda también  dispondrá de televisión por cable y entre otras comodidades la opción de visitas familiares – que incluye el polvo con su mujer -, en lugar de meter al asesino en un agujero sin ventanas las 23 horas del día. Siendo muy generosos, una hora al día sería másque suficiente para que estirase un poco las piernas.

A pesar de todo, por nuestra parte tenemos partidos políticos a favor de reanudar las negociaciones de paz – algunos incluso abrir un diálogo directo con Hamas – mañana mismo. Por parte palestina no hay ningún partido, ni tan siquiera un líder o diputado dispuesto a negociar. Ninguno. El único que hasta ahora podía haber sido apto, Muhhamad Dahlan, es ahora alcalde de la ciudad de Gaza recientemente nombrado por Hamás.

Dahlan, ex socio leal de Abbas y enemigo de Hamás, pasa ahora a ser mejor amigo de Hamás contra su nuevo enemigo Abbas. Ya sabéis el dicho; «el enemigo de mi enemigo es mi amigo».

Este lema se convierte en ley en la política palestina, cuyos líderes están más preocupados por conservar el poder político a costa de vidas humanas, incluso si son las de sus propios fieles.

Llegados a este punto retomo mi pregunta al inicio de  este artículo: ¿De verdad es posible negociar?

Yom Rishon 29 de Tamuz de 5777
Sábado, 22 de julio de 2017

* La ANP se gasta al año 3.500.000 de euros de ayudas internacionales en recompensar terroristas palestinos y 5.800.000 euros a familias cuyos miembros murieron mientras cometieron el atentado, lo que supone un 6 % del presupuesto anual.


DavidYabo

Israelí, divulgador de historia judía y arqueología bíblica. Formándome en El Seminario Rabínico Latinoamericano. La golá te mata o te hace más fuerte, así que voy para Rabino.

1 comentario

Napoleon Orellana · 23 de julio de 2017 a las 02:16

Totalmente de acuerdo, si no se reconoce al estado judio como legítimo, en vano están las conversaciones y negociaciones de paz, el estado de Israel tiene que actuar sin cobardia y demostrar que no está solo y que Hashem cuida de su pueblo.

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