בס״ד

Existe una corriente política que hace del anacronismo su estandarte. Dicha corriente afirma, sin aportar pruebas, que Palestina existió mucho antes de que el Pueblo de Israel comenzase a forjar su identidad espiritual en la región que comprende entre el mar Mediterráneo y el río Jordán.

El objetivo de este trabajo es aportar pruebas arqueológicas y relatos egipcios que demuestran, sin lugar a duda, el origen real de un pueblo no semita -filisteos- al que la narrativa palestina recurre para justificar una inexistente patria milenaria. Para ello he accedido a registros de la XVIII Dinastía, responsable de la expansión territorial jamás conocida de la historia egipcia, que abarcaba desde el Nilo hasta el Éufrates. El Imperio Nuevo se destacó por sus numerosas campañas militares que sirvieron para saciar el corazón en las tierras extranjeras  (Urk. IV 9, Babón: 2003, 45), un corazón que aún clamaba venganza contra los aliados de los Hicsos, un pueblo asiático que ocupó el trono de Egipto durante más de un siglo.

Desde que Amenofis I comenzó a saciar su corazón, trescientos años de campañas entre el mediterráneo y el Jordán y ni un solo registro histórico de la basta documentación egipcia que mencione una región con el nombre de Palestina.

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DavidYabo

Israelí, divulgador de historia judía y arqueología bíblica. Formándome en El Seminario Rabínico Latinoamericano. La golá te mata o te hace más fuerte, así que voy para Rabino.

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